viernes, 28 de noviembre de 2008

Propuesta de acciones: sustituir lámparas convencionales por modelos de bajo consumo.




1) Lo primero es contar el número de lámparas que tenemos en casa, y evaluar sus
potencias respectivas, que suelen ir de 40 a 120 vatios.

2) A continuación, veamos cuáles están encendidas más tiempo (una media de más de
dos o tres horas al día).

3) Probablemente hallaremos que tenemos dos o tres lámparas en este caso. Éstas son
las que debemos sustituir, en principio, por modelos de bajo consumo.

4) Ya en la tienda donde solemos comprar las bombillas, conviene investigar sobre los
modelos de bajo consumo disponibles. El cuadro de equivalencias habitual es el
siguiente:
Las economizadoras de 9 vatios sustituyen a las de 40, las de 13 a las de 60, las de 18
a las de 75 y las de 25 a las de 100. Algunas marcas ofrecen equivalencias todavía
más ahorradoras, por ejemplo 5/25; 7/40; 11/60; 15/75; 20/100 y 23/120. Por lo que
respecta a la vida media, la duración de las lámparas convencionales suele ser de
1.000 horas, y 10.000 para las ahorradoras. Estas equivalencias suelen figurar en el
envase de cartón de las lámparas.
La eficiencia energética de este tipo de lámparas debe superar los 40 lumen/watio, y
su vida útil ser mayor de 8.000 horas.
El envase de las lámparas también porta una etiqueta energética similar a la que se usa
para los electrodomésticos. Las de bajo consumo son invariablemente de clase A,
mientras que las incandescentes no pasan de la clase F o G.

5) Otros productos para la iluminación economizadores de energía son los
transformadores electrónicos para fluorescentes, que permiten un encendido
instantáneo, ahorran hasta un 30% de energía, eliminan el efecto estroboscópico (el
molesto parpadeo) y alargan la vida del tubo.
Existen muchos más modelos economizadores, basados en diversas tecnologías, sobre
los que podemos obtener información en las casas fabricantes.

6) Otros productos van en la línea de una iluminación inteligente, adaptada a los
cambios del entorno. Podemos adquirir reguladores de Intensidad luminosa (no se
pueden usar con lámparas fluorescentes) o incluso detectores de presencia, que
apagan la luz automáticamente cuando la última persona sale de la habitación.

Planear y construir una buena iluminación





Ni una macilenta bombilla en el techo ni un derroche de lámparas direccionales: una
buena iluminación debe ser agradable, confortable y eficiente.
Tratándose de iluminación interna, una forma de conseguir un ahorro energético
considerable es incorporar sistemas de reducción de flujo, los cuáles permiten rebajar
hasta en un 50% el nivel lumínico y por tanto el consumo, a partir de la hora que
fijemos. La introducción de estos sistemas, que permiten regular al mismo tiempo un
número elevado de puntos de luz, se pueden adquirir en el mercado, son instalaciones
domóticas para el control de la iluminación y temperatura.


Automatismos para la iluminación

Existen en el mercado una serie de artefactos que permiten un control automático de la
iluminación. Pueden suponer una cierta economía de energía. Todos ellos se venden
en kits para instalarlos uno mismo:

a) Detectores de presencia. Son capaces de apagar la luz automáticamente cuando la
habitación queda vacía de la presencia humana. Funcionan mediante un sensor de
movimiento conectado a la lámpara.

b) Sensores de luz ambiente. Estos artilugios consisten en un detector de luz
conectado a la lámpara. Apagan la luz automáticamente cuando la intensidad de la luz
solar alcanza cierto nivel. (Naturalmente, también la encienden cuando la luz natural
disminuye, por lo que deben poder apagarse manualmente). Algunas lámparas de bajo
consumo se comercializan con un sensor incorporado, de manera que no es necesario
instalarlo aparte.

Opciones para mejorar la eficacia

Aunque no cambiemos ninguna lámpara, disponemos de varias opciones para mejorar
La eficacia de la iluminación de nuestra casa:


1) El clásico consejo es todavía válido: apagar la luz al salir de una habitación. Si el
Ahorro económico no le preocupa, piense en la salud del planeta. La tecnología puede
Ayudar, si instalamos una lámpara con detector de presencia.

2) Una buena medida es utilizar lámparas de baja potencia dirigidas hacia el punto
Exacto donde necesitamos la luz -como un escritorio- en lugar de lámparas muy
Potentes para iluminar desde el techo toda una habitación.

3) La lámpara decorativa con muchas bombillas que tenemos en el techo del salón
Puede y debe encenderse cuando hay visitas y celebraciones, pero debería permanecer
Apagada el resto del tiempo.

4) Incluso las casas más oscuras pueden utilizar la luz solar. Con frecuencia, basta con levantar una persiana o acercar la silla a la ventana.

Tipos o caracterización del consumo





1- Consumo ético y crítico:
Se trata de que nuestros principios éticos de justicia social, respeto por el medio ambiente, la naturaleza y los animales se vean reflejados en nuestro modo de consumir. Replantearnos nuestro estilo de vida y nuestras prioridades; discernir entre necesidades reales y consumismo. El consumo responsable no significa disminuir nuestra calidad de vida, sino adoptar una escala de valores que nos permita alcanzar el nivel de bienestar que deseamos, respetando las cosas que nos importan.
2.- Consumo solidario:
Según el Informe sobre desarrollo humano 2005 de la ONU, cada hora (sí, cada hora) mueren en el mundo 1.200 niñas y niños; la gran mayoría por causas relacionadas con la pobreza.
Mientras tanto, “el ingreso total de los 500 individuos más ricos del mundo es superior al ingreso de los 416 millones más pobres”. Hay 2.500 millones de personas (el 40% de la población mundial) que viven con menos de dos dólares al día y obtienen tan sólo el 5% del ingreso mundial. La contrapartida a esto es que el 10% de la población más rica acapara el 54% del ingreso mundial. Esto implica que hay colectivos excluidos y marginados que ni siquiera llegan a integrarse en la sociedad ni en el mercado laboral, lo que les dificulta llevar una vida digna. Frente a esta situación existen iniciativas que ofrecen alternativas e intentan implementar modelos de trabajo en los que lo principal sean las personas, y en los que tengan cabida especialmente aquellas personas con dificultades para integrarse en las empresas “tradicionales”.
3.- Consumo ecológico:
El consumo ecológico es, probablemente, el aspecto más conocido del consumo responsable. Se refiere a tener en cuenta el impacto medioambiental del consumo en todas sus vertientes, desde “reducir, reutilizar y reciclar” hasta la agricultura ecológica y las energías limpias. Es posible medir el daño ecológico de los países o de las personas por medio de sistemas como la “huella ecológica” o la “mochila ecológica”, en la página www.ecofoot.org se puede calcular nuestra propia huella ecológica.

Consumo responsable como concepto a seguir




Consumo responsable es un concepto defendido por organizaciones ecológicas, sociales y políticas que consideran que los seres humanos harían bien en cambiar sus hábitos de consumo ajustándolos a sus necesidades reales y optando en el mercado por opciones que favorezcan la conservación del medio ambiente y la igualdad social. Entre las citadas organizaciones se encuentran Ecologistas en Acción, algunos partidos verdes y en especial aquéllas organizaciones e individuos que propugnan una ecología social.

Algunos de los puntos a tener en cuenta en el consumo responsable son:


• Considerar el impacto ambiental desde el punto de vista del ciclo de vida del producto a comprar, valorando los procesos de producción, transporte, distribución, consumo y residuos que deja el producto.
• Determinar la huella ecológica que determinado estilo de vida y consumismo producen.
• Determinar qué empresas, productos y servicios, respetan el medio ambiente y los derechos humanos para preferirlos frente a otros que no cumplan con los citados requisitos.
• Plantear el tipo de comercio que se desea favorecer.
• Asegurar la calidad de lo comprado.